Vuela menos, maneja menos, desperdicia menos.
Hay muchas maneras sencillas de reducir tu propia huella de carbono, y la mayoría de ellas te ahorrarán dinero. Puedes tapar las fugas en el aislamiento de tu hogar para ahorrar energía, instalar un termostato inteligente, utilizar bombillos ahorradores, apagar la luz en cualquier cuarto donde nadie la esté usando, manejar menos o utilizar el transporte público, desperdiciar menos comida y comer menos carne.
Pero quizá la mayor contribución que un individuo puede hacer es viajar menos por avión; sólo uno o dos viajes menos por año pueden ahorrar tantas emisiones como todas las demás acciones juntas. Si quieres estar a la vanguardia, puedes comprar un carro eléctrico o híbrido, poner paneles solares en tu techo, o incluso ambas.
Si quieres compensar tus emisiones, puedes comprar certificados, cuyo dinero va a proyectos que protegen los bosques, capturan gases de efecto invernadero y cosas por el estilo. Algunas aerolíneas los venden para compensar las emisiones de sus vuelos. Después de algunos escándalos, empezaron a revisar más de cerca estos proyectos, así que ahora sí se pueden comprar sin preocupaciones.
Sin embargo, al final del día, los expertos no creen que los cambios necesarios en el sistema energético puedan ocurrir sin una política firme a nivel estatal o nacional, por lo que opinar y ejercer tus derechos como ciudadano importa tanto como cualquier otra cosa que puedas hacer.
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